Espacios de libertad en días grises. Segunda parte de Arde Madrid.

La segunda parte del post sobre Arde Madrid quiere traernos a la memoria cómo eran aquellos días grises, faltos de libertad, donde no tenía cabida la expresión libre de la sexualidad, para ello el Estado se dotó de herramientas de represión religiosa, moral, legal y social. Pero a pesar de todas ellas, pudieron vislumbrarse ráfagas de luz en el que much@s y muches valientes abrieron camino para transformar la visión exclusivamente reproductiva de la sexualidad.

A pesar de la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social de 1970 y al amparo del turismo, el Pasaje Begoña en Torremolinos supuso un espacio de libertad que fue reprimido el 24 de junio de 1971, día en el que una redada acabó con más de 300 personas detenidas. Fue el más importante ataque contra la libertad sexual que desintegró el espacio de diversidad en el que se había convertido la Costa del Sol a nivel mundial. Torremolinos sedujo a celebridades mundiales como Ava Gardner, Grace Kelly, Elizabeth Taylor, Marlon Brando … y a todas aquellas personas que solo aspiraban a amar en libertad. El Pasaje Begoña y aquella redada se convirtió en nuestro Stonewall y con ella finalizó aquella época dorada.

Con la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social los homosexuales pasaron a estar incluidos en la categoría de “peligrosos” y consecuentemente el Estado propuso centros especializados para su rehabilitación social según el tipo de reclusos a albergar, manicomios para las lesbianas o cárceles para los gais. En Badajoz se encontraba la cárcel para invertidos pasivos y en Huelva la de homosexuales activos, aunque en la práctica la declaración de activos o pasivos se hacía dependiendo de la cercanía de la prisión a su residencia. Por la cárcel de Huelva, pasaron más de un millar de personas, homosexuales o no, pues solo con parecerlo era motivo suficiente para su ingreso. En estos lugares, se llevaron a cabo numerosos experimentos para corregir las inclinaciones sexuales para lo que se utilizaban técnicas retorcidas, como la lobotomía, la terapia electroconvulsiva (TEC) o electroshock y las vomitivas (Jurado, 2014, p.76 – 77).

Con la muerte de Franco en noviembre de 1975 los hechos represivos continuaron durante un tiempo, durante el cual la vida de lesbianas, gais, bisexuales y transexuales en España no fue fácil, el Estado franquista y la Iglesia los reprimió y persiguió, fueron oprimidos y castigados con la Ley de Vagos y Maleantes del 1933, que sería sustituida por la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social de 1970 y que llevó a cientos de ellos a prisión. En los últimos años del franquismo, las lesbianas eran internadas en manicomios para reeducar su sexualidad y curarlas de su enfermedad, para ello era común el uso de terapias con electroshock que pretendían volverlas heterosexuales, lo que dejaría a estas mujeres innumerables secuelas para el resto de sus vidas. La llegada de la democracia, produjo una escasa apertura y con la llegada del “destape” en el campo sexual se abrieron nuevas fronteras vetadas a los homosexuales, tratados como enfermos mentales y pervertidos.

“Dama de noche”1975. Tony Catany.

Tenemos que recordar también el importante bastión de resistencia en el que se convirtió Barcelona desde el que se promovió la revolución sexual vivida en España. El espíritu liberal y cosmopolita de la ciudad, su cercanía con Francia y la presencia en sus calles y en Les Rambles de intelectuales y activistas como el sevillano Ocaña  que permitió que años más tarde pudiese realizarse en nuestro país la primera marcha del Orgullo Homosexual el 26 de junio de 1977.

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