Segunda parte. Reflexiones, emociones y análisis de «Sed de Piel ¿feminizar el futuro?» de Manuel Lucas Matheu.

Como vimos en la entrada anterior el reconocimiento de la diversidad sexual humana no es sólo la constatación de la realidad visible que nos rodea para ello el buceo filogenético resulta de utilidad frente al androcentrismo y antropocentrismo que nos muestra que la sexualidad humana transcendió lo procreativo convirtiéndose en un elemento de comunicación donde la mujer ha sido la gran protagonista.
Tras la revolución sexual el modelo de comportamiento sexual sigue siendo procreativista y se pasa de una normatividad prohibitiva a una normatividad permisiva, esto es que se califican las conductas como sanas o enfermas (orden médico), como punibles o no (orden jurídico) y como buenas o malas (orden ético). De este modo se pueden legitimar o descalificar, hacer aceptables o rechazables los comportamientos y aunque quizá la religión aun tenga un importante peso, el hecho sexual es calificado como “normal o desviado” ¿Desviado de dónde? La sexofobia ha producido una tabuización de la sexualidad promoviendo códigos legales y morales restrictivas. El puritanismo sigue un camino imparable haciendo cada vez más presente elaborando leyes y normas contra todas las formas de relación sexual no procreativas. El puritanismo presente hoy, por ejemplo, en el movimiento tea party y muchos movimientos religiosos en EEUU y en nuestro país con el Foro Español de la Familia que es una plataforma civil y no confesional (con una muy evidente raíz en el Opus Dei), altavoz e instrumento de la más reaccionaria iglesia católica española lucha para tener una mayor presencia social en España y con proyección internacional para la protección de los valores cristianos entorno a los que se constituye la única y verdadera familia.

Para Lucas la sexofobia cultural actúa mediante la educastración sexual con mensajes negativos y restricciones que crean una coraza caracterial, que protege el interior del entorno. La expresión del deseo y de las emociones está limitada y autolimitada, convirtiéndose en una especie de “armarización”, literal en muchas personas LGTBI y encubridora del hombre tierno (pero heterosexual) frente al macho, que es el único modelo de hombre posible. En estos casos dejar emerger la energía libidinal encontrará dificultades y bloqueos y finalmente infelicidad. Está tan coartado el contacto humano, la satisfacción de la sed de piel, (especialmente entre varones heterosexuales) que genera dificultades, miedos y desconfianzas y el saludo entre dos machos “alfa” evita el contacto y el afecto, a través de un abrazo con palmadas, que ni es abrazo ni supone ningún contacto, esta falta de acercamiento es casi inexistente entre las mujeres, mucho más libres para evidenciar sus afectos y satisfacer sus necesidades de contacto, comparto con el autor que esta “minusvalidez comunicativa, está fraguada a través de los años y de las improntas educativas.”
El procreativismo también ha limitado el potencial comunicativo en nuestra sociedad a edades y condiciones procreativas dejando fuera a niños y ancianos. Se ha reducido el acto sexual al coito y todas las demás formas de contacto son prohibidas, obviadas y si son aceptadas se usan de forma accesoria con un fin… “el coito”. Por supuesto que los vínculos sexuales que no suponen la procreación son directamente rechazados. Me cuestiono si esta visión sobre las parejas homosexuales está siendo modificada a la vez que la sociedad empieza a percibir a estas nuevas familias como capacitadas para la crianza de apego y para la constitución de nuevos modelos familiares que tan poco se diferencian del modelo tradicional de familia salvo que están constituidos por dos hombres o dos mujeres.
Destacar también la mirada sobre los modelos estéticos dominantes en los que el autor incluye la estética física, intelectual y social. Estos modelos estéticos son más estrictos con la mujer y aunque parecen estar igualándose lo están haciendo es un sentido esclavizador en lugar de liberador de la imposición social, publicitaria y comercial que parece perseguirse. Estos modelos estéticos están ligados al carácter procreativista impuestos, dejando a las personas mayores como antítesis de lo estéticamente bello, surge así el edadismo, que empieza a estar presente en la literatura científica, como hecho discriminatorio hacia las personas mayores.
El culto por la delgadez y la obsesión antigrasa, está reforzada y argumentada no sólo en cuestiones estéticas sino también mediante un argumentario sanitario. Pero quizá el estereotipo que más me preocupa es el referido por Lucas como la Estética intelectual a través del cual una persona inteligente puede compensar su fealdad y una persona “simple mentalmente” puede compensarlo a través de la belleza (a través del clásico mito de la “rubia tonta” por ejemplo) que se nos muestra en muchos programas de la llamada telebasura (Mujeres, hombres y viceversa; Gran hermano; Supervivientes, etc.) donde los ideales de belleza de hombres y mujeres que promocionan son personas con poca educación, formación y valores. Estos modelos parecen convivir con los que el autor menciona en su obra (el deseado guapo e inteligente, o el de posición social y económica), del cual parece haberse hecho un compendio en la tan afamada 50 sombras de Grey, en la que un macho alfa, machista, guapo, inteligente con posición social y rico es promovido entre millones de mujeres como el ideal de belleza masculina.

Se hace mención al origen y papel de los celos y la posesión sobre el otro en relación a la crianza de apego, a la proximidad y satisfacción de piel por parte del niño, así como su influencia en las improntas sobre la libido reforzadas culturalmente por una moral monogámica y matrimonialista, con obsesión en el control y evitación de la infidelidad que no son sino origen de miedos, frustraciones, en definitiva, de celos. Estas relaciones son sin duda castrantes y evitadoras de otras posibilidades comunicativas que pueden mejorar el crecimiento personal y por ende el de la pareja (si así ha sido constituida). No deja de resultar sorprendente como la comunidad homosexual en nuestro país ha sido ferviente defensora del matrimonio para personas del mismo sexo (que si bien ha supuesto un reconocimiento de igualdad de derechos) también ha supuesto la imposición de un modelo monogámico y de fidelidad también entre las parejas de igual sexo a semejanza de las virtudes y defectos del matrimonio heterosexual.
En cuanto al análisis que se hace del deseo y la homofobia comparto con el autor su visión sobre la segregación del deseo en dos vertientes, las relaciones homosexuales y heterosexuales como polos opuestos del deseo humano, cuando los estudios de Kinsey vinieron a demostrar el continuum del deseo en las relaciones, completamente opuesto a la visión dicotomizante propuesta desde nuestra moral. Para Kinsey “Es un fundamento de la taxonomía en que la naturaleza raramente se enfrenta con categorías separadas… El mundo vivo es continuo en cada uno de sus aspectos.”
La satisfacción del deseo y la comunicación en el Siglo XXI ha pasado de la relación directa e interpersonal a la comunicación virtual y digital, para lo cual están surgiendo multitud de aplicaciones para teléfonos inteligentes que proporcionan el contacto con otras personas así como lo hacen las redes sociales e internet que parece estar provocando una búsqueda compulsiva de satisfacción inmediata y en cierta medida una pornoadicción, parecen no existir datos concluyentes pero según algunas investigaciones tan sólo un 4% de sitios y un 14% de las búsquedas están «dedicados al sexo», por contra un estudio realizado en 2010 por Optenet, indicaba que el 37% de Internet estaba dedicado a la pornografía. Hoy en día estar presente en el mundo es estar presente en la red, y muchos jóvenes no consideran que “existen” para sus iguales hasta que no se visibilizan en una pantalla, ¿Dónde nos llevará la superficialidad del “selfie”? Este modelo se acrecenta con la imagen distorsionada que se proporciona desde la televisión, imágenes estereotipadas y deformadas de la realidad, proporcionando modelos, en mi opinión indeseables, la comercialización y mercantilización de la telerrealidad no tiene otro objetivo que la de crear espacios televisivos para hacer publicidad y “vender” productos.
Me contraria que no siendo una cultura aislada por el ecosistema, nuestra cultura tenga todas las características de éstas, entiendo que nuestra cultura tiene una raíz muy importante en aquellas primeras tribus judías, pero me gustaría que hubiese mayores coincidencias con las sociedades pacíficas y sexualmente relajadas, con las sociedades en las que la mujer tiene un papel más importante por ello estoy completamente convencido que es necesario feminizar el futuro y disminuir el grado de represión sexual, eliminando la agresividad de nuestra sociedad y para ello la educación juega un peso específico de primer orden. Los hombres han de aprender a aceptar su parte femenina, a reivindicarla y sentirse orgullosos de ella.

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