Reconocimiento por parte del Trabajo Social de la realidad poliamorosa.
En la entrada anterior hemos analizado los posibles orígenes de la monogamia y de la poligamia que nos conducen hasta nuestros días para ello tanto en la poligamia como en la monogamia parecen establecerse contratos sobre las futuras relaciones (permitidas en el primer caso de diferentes formas o prohibidas para el segundo) hecho que parece difícil de ser cumplido por la naturaleza humana surgiendo en este momento los celos, la hipocresía, la doble vida y hasta el sincericidio (kamikazes de la verdad) que supone el fin para muchas parejas monógamas. Por otro lado, en las relaciones polígamas se establecen diferentes contratos donde las relaciones son consensuadas y aceptadas por los miembros que la forman. No existiendo en este caso la infidelidad sino como ruptura del contrato establecido suponiendo una deslealtad fruto del engaño y de la ruptura unilateral del acuerdo previo.
No consiste en dividir el mundo entre los “infieles” con connotaciones morales que lo asimilan a comportamientos no empáticos, desconsiderados con la otra persona o inmorales frente a los “fieles” elevados ética y moralmente por ser capaces de controlar sus bajas inclinaciones, desdeñado el poder de la erótica y del deseo; sería reduccionista dividir el mundo en buenos y malos según estos criterios. Este no es el debate, entre ambos grupos de personas existe la lealtad, el respeto y la confianza y la deslealtad, la desconfianza y las faltas de respeto (todos son comportamientos muy humanos) pero los contratos no son eternos y hay que saber cuándo se empieza a fracturar el contrato (divino o no) y cuando es necesario romperlo o renegociar nuevos términos. Tanto la fidelidad como la infidelidad son comportamientos naturales que el profesional puede encontrar.
Otro factor a tener en cuenta es que generalmente a lo largo del ciclo vital se puede pasar por varias parejas y con todas no se alcanza el mismo contrato, algunos autores creen que la mayor esperanza de vida puede que nos dificulte mantener la misma pareja para toda la vida, pues aumentarán el número de años para que surjan desavenencias favoreciéndose cierta tendencia a la monogamia no absoluta. El antropólogo evolutivo Bernard Chapais cree que la gran mayoría de las sociedades se acepta una mezcla de distintos tipos de uniones. La promiscuidad, la poligamia y la monogamia son parte de nuestra herencia evolutiva. Hoy en día la monogamia (en el largo plazo o en serie) es el modelo más común en nuestras sociedades, pero el hecho es que existen la promiscuidad sexual y la poligamia.
Haremos un breve y somero recorrido por algunas de las formas de convivencia más comunes que conviene reconocer así en las relaciones abiertas una pareja estable puede mantener relaciones sexuales con más personas, pero el amor no suele ser admitido, pueden establecerse normas para evitar los celos o pensamientos negativos, así como para saber cuándo se queda con otras personas o por el contrario no tener conocimiento de nada, pueden establecerse normas para tener relaciones con protección fuera o no llevar a los amantes a la casa. Saltarse alguna de estas reglas se considera una deslealtad. También hay otras parejas que no ponen ningún tipo de norma. Podríamos distinguir entre relaciones híbridas donde ambos tienen libertad para acostarse con otras personas, o que una de ellas no lo haga porque no quiere o no esté interesado. Por otro lado, las parejas flexisexuales donde un miembro de la pareja es bisexual y su pareja le deja libertad para mantener relaciones con personas del mismo sexo.
Las personas poliamorosas aman a varias personas a la vez y mantienen relaciones sexuales entre todas las partes o no. Las parejas poliamorosas pueden ser jerárquicas, polifidélicas, relaciones mono-poliamorosas o anarquía relacional. En las jerárquicas hay una relación principal o primaria y otra(s) secundaria(s), todas son igual de importantes y es relativamente parecida a las relaciones “abiertas”, pues las parejas primarias pueden poner reglas que pueden afectar a las secundarias. En las relaciones polifidélicas, los tríos o grupos pueden mantener relaciones con personas ajenas con sexo entre todas las partes o no y a la vez o no. Cada trío o grupo establecerá contratos en los aspectos romántico y sexual. Las parejas mono-poliamorosas están constituidas por una persona poliamorosa y otra que no, los acuerdos permitirán que la persona poliamorosa pueda relacionarse romántica y sexualmente con otras personas. En la anarquía relacional no hay normas para relacionarse.
Los swingers están constituidos por parejas “cerradas” que practican el intercambio de parejas para contactar utilizan internet o acuden a locales para buscar otras parejas con las que realizar el intercambio. Las prácticas son variadas y pueden incluir la observación de relaciones sexuales, el intercambio suave que incluye besos, caricias o sexo oral y el intercambio total.
Los “LAT” (Living Apart Together) están juntos, pero cada uno en su casa. Pueden estar formadas por parejas reconstituidas (con o sin hijos), parejas que viven en ciudades diferentes (por trabajo u otras razones) o personas que viven mejor solas. En todos los casos estas parejas pasan temporadas juntos (fines de semana, viajes, vacaciones, etc.)
Nuestros orígenes poligámicos transformados en consonancia con la evolución humana y desde la cultura se mantiene hasta nuestros días. Denostar estas realidades de convivencia diferentes a la mayoritaria de la monogamia sería poco ético profesionalmente. Pero debemos ser conscientes que las no-monogamias tampoco están libres de problemas ya que pueden reproducir el pensamiento monógamo entonces los problemas se multiplican por el número de parejas no obstante la poligamia también intenta combatir las presiones ejercidas desde la monogamia puesto que coloca a estas personas en posiciones más vulnerables, ya que socialmente todo está construido para que las necesidades pasen a través del filtro de la monogamia y de las relaciones de pareja heterosexuales. Recomiendo la lectura de “La monogamia también es privilegio” de Natàlia Wuwei Climent.
La necesidad de justificación de las relaciones basadas en la monogamia como en la poligamia como formas de vida correctas no son sino producto de la necesidad de encontrar argumentos que validen el propio estilo de vida, cuando la realidad es mucho más testaruda y la necesidad de dar satisfacción a la sed de piel, de encontrar comunicación intima e intercambio con otros seres humanos, ya sea en individuo o en varios. Todas las realidades son posibles y necesarias en un mundo diverso, por tanto, para el Trabajo Social es necesario un reconocimiento de estas diferentes realidades amorosas (sin que la comunicación no verbal nos traicione durante una entrevista, por ejemplo) para tener en cuenta los vínculos de afectos y desafectos en las relaciones familiares polígamas, relaciones abiertas o monógamas (infieles o no) ya sean heterosexuales, homosexuales o diversas, aprendiendo a utilizar las redes familiares, de apoyo o de comunicación e intimas y otros vínculos solidarios que no pasen por la jerarquía de la pareja (u otras jerarquías) de modo que el usuario/cliente sea consciente de los diferentes apoyos con los que se cuenta en la búsqueda de la solución de sus problemas, necesidades o conflictos.